La autoestima Espiritual
Amarte más allá del ego y la apariencia
Beatriz Álvarez
6/27/2024


Mucho se habla de autoestima. De querernos más, de fortalecer la imagen que tenemos de nosotros mismos, de sentirnos valiosos. Y todo eso es importante. Pero hay una dimensión aún más profunda, más esencial, que pocas veces se nombra: la autoestima espiritual. Esa que no se construye con logros, ni con reconocimiento externo, ni con afirmaciones vacías. Esa que nace de recordar quién eres más allá del ego, del cuerpo, de las máscaras que has aprendido a llevar.
La autoestima espiritual no depende de cómo luces, de cuánto sabes, de lo que otros piensan de ti. No está sujeta a tus éxitos ni a tus fracasos. No se alimenta de aplausos ni se desmorona con críticas. Porque su raíz está en lo eterno, no en lo transitorio. En lo que eres en esencia, no en lo que haces o aparentas.
Cuando vives desde el ego, estás constantemente buscando validación. El ego te dice que tienes que hacer más, ser más, tener más, para entonces sí merecer amor, respeto, pertenencia. Pero cuando conectas con tu verdad espiritual, te das cuenta de que todo eso ya te pertenece. Que no tienes que demostrar nada. Que ya eres.
La autoestima espiritual es el reconocimiento profundo de que tu valor no está en discusión. Que fuiste creado con propósito. Que tu existencia ya es suficiente. Que hay una parte de ti que es sabia, luminosa, infinita… aunque a veces lo olvides.
Pero este olvido es parte del camino. Porque hemos crecido en una sociedad que nos enseña a medirnos por parámetros externos. Que nos vende una imagen de éxito basada en la apariencia, la competencia y la comparación. Y así, nos vamos desconectando de la verdad interna. Y creemos que valemos solo si encajamos. Solo si nos ven. Solo si cumplimos.
La autoestima espiritual no niega tu humanidad. La abraza. Reconoce que tienes heridas, dudas, contradicciones. Pero también que hay algo en ti que nunca se ha roto, algo que siempre ha estado intacto. Algo que está más allá de la historia personal, de los traumas, de los errores. Algo que simplemente es.
Conectar con esa parte es regresar a casa. Es soltar el personaje que aprendiste a interpretar. Es permitirte ser sin esfuerzo. Es dejar de luchar por ser suficiente y empezar a habitar tu ser desde la verdad.
¿Cómo se cultiva la autoestima espiritual? Primero, silenciando el ruido. Dándote espacios de presencia, de conexión contigo, de escucha interna. Meditar, escribir, caminar en silencio, respirar conscientemente… son formas de volver a ti.
También es necesario observar tus pensamientos. Preguntarte: ¿desde dónde me estoy hablando? ¿Desde el juicio o desde la compasión? ¿Desde el miedo o desde el amor? La voz del ego siempre exige. La voz del alma, en cambio, comprende.
Y es fundamental recordarte a ti misma lo que ya eres. No como una técnica superficial, sino como un anclaje verdadero. “Soy amor”, “Soy presencia”, “Soy luz”, “Soy completa”. Estas no son frases bonitas. Son recordatorios sagrados. Son semillas que, cuando se riegan con conciencia, florecen en seguridad interna.
La autoestima espiritual también implica aceptar la imperfección como parte del camino. Saber que no tienes que estar siempre bien, ni ser siempre luz. Que puedes habitar tus sombras sin perder tu valor. Que incluso en tus momentos más oscuros, sigues siendo tú. Y que eso basta.
Cuando te amas desde el alma, todo cambia. No necesitas competir. No necesitas compararte. Empiezas a respetar tus tiempos. A confiar en tu intuición. A soltar lo que ya no vibra contigo. Y lo más importante: dejas de mendigar amor, porque sabes que ya lo habita dentro de ti.
Vivir con autoestima espiritual es vivir desde la calma. Desde la certeza de que estás exactamente donde necesitas estar. Es dejar de vivir para ser vista y empezar a vivir para ser.
Si sientes que has estado viviendo desconectada de tu esencia, buscando validación afuera, dudando de tu valor... hoy puede ser el inicio de una nueva etapa. Una etapa donde no tengas que fingir, ni exigirte tanto. Una etapa donde tu alma tenga espacio para respirar.
Estoy aquí para acompañarte si decides comenzar ese camino. Puedes agendar tu primera sesión desde mi web o llamarme directamente. Juntas podemos trabajar en reconectar con tu verdad, en liberar las capas del ego que ya no te sirven y en recordarte quién eres realmente.
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