El arte de sostenerte a ti misma en momentos de incertidumbre emocional
La incertidumbre no siempre viene de un gran cambio externo.
Beatriz Álvarez
8/17/2024


La incertidumbre no siempre viene de un gran cambio externo. A veces, se instala en lo interno: una sensación de no saber qué camino tomar, un vacío que no sabemos nombrar, una confusión que nos quita el aliento. La incertidumbre emocional aparece cuando lo que antes nos sostenía ya no está o ya no funciona, y aún no sabemos qué lo va a reemplazar. Es ese terreno intermedio entre lo viejo que se desmorona y lo nuevo que aún no llega.
Vivir en la incertidumbre puede ser profundamente incómodo. Porque estamos acostumbradas a buscar certezas, a controlar, a entender, a tener un plan. Y cuando la vida nos deja en pausa, en el no saber, en la espera… todo se tambalea. La mente se activa, el cuerpo se tensa, las emociones se desordenan.
Pero esos momentos, aunque duros, también pueden ser profundamente reveladores. Porque en medio del caos, hay una oportunidad: la de aprender a sostenerte a ti misma. No desde la exigencia de tenerlo todo claro, sino desde la ternura de acompañarte en lo que sea que estés viviendo.
Sostenerte a ti misma no es obligarte a estar bien. Es permitirte estar como estás, sin juicio. Es crear un espacio interno donde no tengas que correr, ni rendir, ni explicar. Es ofrecerte la contención que tal vez nunca recibiste. Es ser tu propia raíz cuando afuera todo tiembla.
En momentos de incertidumbre, es fácil buscar respuestas rápidas, soluciones externas, validación en otros. Pero ninguna de esas cosas puede sustituir el sostén interno. Solo tú puedes acompañarte en profundidad. Solo tú puedes escuchar lo que verdaderamente necesitas.
Y ese sostén no siempre se da desde la claridad. Muchas veces se da desde la presencia. Desde la decisión de quedarte contigo. Desde el acto de respirar, de observar, de sostenerte como lo harías con una amiga en crisis. De ser tu propio refugio cuando todo está en tránsito.
Sostenerte implica bajar la exigencia. Dejar de pedirte certezas cuando no las hay. Dejar de exigirte respuestas cuando lo único que puedes hacer es sentir. Dejar de culparte por no tenerlo todo resuelto. Es soltar el ideal de fortaleza rígida y empezar a practicar una fortaleza amorosa: la de no abandonarte.
Es también practicar la escucha interna. ¿Qué estás sintiendo de verdad? ¿Qué necesitas hoy? ¿Qué te está diciendo tu cuerpo? ¿Qué emoción pide espacio? La incertidumbre se vuelve más llevadera cuando la habitas en lugar de resistirla.
Y sí, habrá momentos en los que no sabrás qué hacer. En los que dudarás de todo. En los que te sentirás perdida. Pero si en esos momentos puedes sentarte contigo, respirar contigo, hablarte con amor… entonces no estás perdida del todo. Porque te tienes. Porque te estás sosteniendo.
También es importante entender que sostenerte no significa aislarte. Puedes pedir ayuda. Puedes buscar acompañamiento. Pero desde un lugar distinto: no para que otro te salve, sino para que te acompañe mientras tú te sostienes.
La incertidumbre no es enemiga. Es transición. Es tierra fértil. Es la antesala de algo nuevo. Y si la habitas con conciencia, con ternura, con paciencia… verás que en medio de la niebla, tú sigues siendo luz. Que aunque todo parezca inestable, tu alma sigue sabiendo el camino.
Sostenerte a ti misma también es construir pequeñas anclas. Rituales cotidianos. Espacios de calma. Momentos de conexión contigo. Palabras que te nutran. Presencias que te cuiden. Hábitos que te abracen. Porque la incertidumbre no se “resuelve”, se atraviesa. Y mientras la atraviesas, puedes hacer de ti un hogar.
Si hoy estás en uno de esos momentos donde no sabes hacia dónde ir, donde todo se siente confuso, donde lo emocional te sacude… quiero decirte que estás bien. Que no necesitas tenerlo todo claro. Que no estás fallando. Que tu proceso es válido. Que sostenerte no es hacerlo perfecto, es no soltarte.
Estoy aquí si quieres acompañamiento en este proceso. Podemos trabajar juntas para ayudarte a habitar este momento, a entender lo que estás viviendo y a construir herramientas para acompañarte con más presencia y amor. Puedes agendar tu primera sesión desde mi web o llamarme directamente. No estás sola. Puedes aprender a sostenerte, y yo puedo ayudarte a recordarlo.
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