Amar sin perderte
Dependencia emocional vs. amor propio
Beatriz Álvarez
5/15/2024


Amar es una de las experiencias más profundas, transformadoras y expansivas que puede vivir el ser humano. Pero también puede convertirse en una de las más dolorosas cuando el amor nace desde la herida, y no desde la plenitud. Cuando amar se convierte en necesitar. Cuando dar se vuelve una forma de sobrevivir. Cuando, sin darnos cuenta, dejamos de ser nosotras mismas para intentar retener a otro. Ahí es donde el amor se distorsiona. Ahí es donde nace la dependencia emocional.
La dependencia emocional no es simplemente “querer mucho” o “amar intensamente”. Es una desconexión interna tan grande que buscamos que otro la compense. Es sentir que sin esa persona no valemos, no existimos, no podemos. Es construir nuestra identidad en función del otro: sus afectos, sus reacciones, sus elecciones. Y en ese movimiento, nos perdemos.
La raíz de esta dependencia no está en la relación actual. Se origina en una historia de fondo, muchas veces vinculada a heridas de la infancia: abandono, rechazo, falta de reconocimiento, carencia afectiva. Heridas que se quedan abiertas, aunque crezcamos. Y entonces, buscamos pareja no desde la elección, sino desde la necesidad. No desde el compartir, sino desde el llenar vacíos.
En una relación con dependencia emocional, damos demasiado, incluso cuando duele. Perdonamos lo imperdonable. Toleramos lo que va contra nuestros valores. Justificamos lo que nos daña. Y aunque nos sentimos agotadas, angustiadas, confundidas, seguimos ahí. Porque la idea de soltar duele más que la idea de quedarnos.
El problema es que cuando amamos desde el miedo a perder, dejamos de ser libres. Cuando necesitamos al otro para sentirnos completas, le damos un poder que no le corresponde. Y así, vamos desapareciendo. Dejamos de cuidarnos, de escucharnos, de priorizarnos. Y esa desconexión interna se paga caro: con ansiedad, con insomnio, con tristeza profunda, con una sensación de vacío constante.
El camino hacia el amor propio no se trata de “dejar de amar” o de volvernos frías. Se trata de aprender a amar sin perderte. De amar con raíz, no desde el abandono. De amar con límites, no desde la fusión. De amar desde la elección, no desde la carencia.
Amar desde el amor propio es poder decir: “Te elijo, pero no te necesito para existir”. Es poder compartir desde la abundancia, no desde el vacío. Es cuidar del otro sin descuidarte. Es poner límites sin miedo a que te dejen. Es saber que, si una relación termina, dolerá, sí… pero no te vas a romper, porque tú ya estás contigo.
La diferencia entre dependencia emocional y amor consciente no está en cuánto amas, sino en desde dónde amas. Desde el miedo o desde la confianza. Desde la herida o desde la sanación. Desde la falta o desde la plenitud.
Reconocer que estamos en una relación de dependencia emocional no es fácil. Muchas veces se disfraza de romanticismo, de intensidad, de compromiso. Pero si estás más angustiada que en paz, si te cuesta estar sola, si tu estado emocional depende de lo que el otro haga o diga, si has dejado de escucharte por complacer… entonces quizás no estás amando, estás sobreviviendo.
Y tú mereces más. MERECES AMOR. Pero primero el tuyo. Porque ninguna relación externa puede darte lo que tú no te das. Porque cuando te priorizas, el amor que compartes se vuelve más sano, más claro, más real.
El proceso de salir de la dependencia emocional comienza por volver a ti. Por dejar de buscar afuera lo que solo puedes construir dentro. Por empezar a mirarte, a escucharte, a preguntarte: ¿qué necesito yo? ¿Qué me hace bien? ¿Qué límites quiero poner? ¿Quién soy más allá de esta relación?
También implica sanar tu historia. Abrazar a esa niña interna que una vez se sintió sola, ignorada, no elegida. Esa niña que entendió que tenía que hacer mucho para ser amada. Y decirle ahora: “Ya no tienes que luchar más. Estoy contigo. Yo te elijo”.
Recuperar el amor propio es un acto de renacimiento. No es egoísmo, es salud emocional. Es la base para poder relacionarte desde un lugar auténtico, libre y profundo. Es dejar de mendigar migajas y empezar a construir banquetes internos.
Y no, no significa que ya no vas a necesitar a nadie. Significa que vas a elegir mejor. Que vas a poner tu energía donde hay reciprocidad. Que vas a dejar de tolerar lo intolerable. Que vas a vivir desde tu centro.
Este proceso no se transita de un día para otro. Es un camino. Pero cada paso que das hacia ti es una victoria. Cada vez que te eliges, estás reparando. Cada vez que dices “no” a lo que te daña, estás honrándote. Cada vez que eliges la soledad antes que la dependencia, estás volviendo a casa.
Si te das cuenta de que te pierdes en el amor, si te cuesta estar sola, si repites patrones de carencia… no estás sola. Estoy aquí para acompañarte. Podemos trabajar juntas en terapia para ayudarte a soltar, a sanar, a fortalecer tu amor propio y a crear relaciones más conscientes. Puedes agendar tu primera sesión desde mi web o llamarme directamente.
El amor no debería doler tanto. Y tú no deberías perderte para sentirte amada. Hoy puedes empezar a amarte sin condiciones. Hoy puedes volver a ti.
Terapias Beatriz Álvarez
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